Una piscina ecológica o un estanque de natación son ambos un intermedio entre un estanque y una piscina tradicional.
El objetivo es el de poder sumergirte en agua limpia, en un paisaje muy bello, agradable y natural.
El elemento en común es la presencia de plantas acuáticas, que son plantas muy bellas estéticamente y coloridas, que también tienen la función de la fitodepuración, el proceso que permite la depuración del agua de manera natural.
Para mayor claridad, no se usa ningún tipo de producto químico en este contexto, ni siquiera el cloro.
Un estanque de natación es un poco más similar a un estanque, mientras una piscina ecológica quiere ser más similar a una piscina tradicional.
Muchos no conocen bien la diferencia, y piensan que basta hacer un vaso e insertar plantas acuáticas a su alrededor. La realidad es que esto no funciona.
La gran diferencia entre un clásico estanque ornamental y una piscina ecológica o estanque de natación es que, en un estanque la superficie estará casi siempre cubierta por plantas acuáticas (o de todas formas las plantas estarán distribuidas de forma homogénea sobre la superficie), mientras que en una piscina ecológica o estanque de natación solo una parte estará cubierta por plantas.
La relación entre la superficie con plantas acuáticas y la superficie total es crucial para obtener un estanque en equilibrio gracias a la fitodepuración.
De hecho, en un estanque de natación, si quisieras obtener un resultado satisfactorio sin utilizar un componente tecnológico, tendrías que dedicar un quinto de la superficie total para la zona de baño, mientras los cuatro quintos serían dedicados a las plantas.
Ejemplificando, sobre 100 m² totales, 20 podrán ser dedicados al baño y 80 a las plantas.
Esto es un estanque de natación, o un estanque con muchísimas plantas acuáticas, obviamente sin peces que ensucian, con una pequeña zona sin plantas en la cual puedes sumergirte.
Por otro lado, en una piscina ecológica, se destina la mitad de la superficie a las plantas y la otra al baño, y para ello, se utiliza un filtro biológico que compensa la parte donde no hay plantas.
Además, en una piscina ecológica queremos un agua de calidad superior, más parecida a la de una piscina convencional que a la de un estanque.
De hecho, en este contexto puede acontecer, por ejemplo, que queden algunos restos del protector solar, que dejan manchas aceitosas en el agua.
O podría suceder que una lluvia muy fuerte te vuelva turbia el agua, porque la suciedad o residuos de tierra caen dentro.
O todavía, que hicieras una fiesta con muchas personas y tal vez caiga una bebida en la piscina, o que un niño orine el agua.
Por todos estos motivos, es claro que, en una piscina ecológica tenemos la necesidad de reforzar el trabajo de la fitodepuración de las plantas, para ayudar a restablecer el equilibrio de una piscina ecológica en poco tiempo.
Encima, hay que considerar también que las plantas tienen algunos periodos en los cuales hacen un óptimo trabajo de depuración, y otros en los que no tanto.
Tal cómo, justo después de invierno las algas se despiertan antes que las plantas acuáticas, lo que conlleva a la posible aparición de algas (que de todas formas apenas las plantas acuáticas vuelvan a crecer en primavera).
Luego, las plantas pueden sufrir choques por los cambios bruscos de temperatura, cómo por ejemplo picos de calor en verano. Lo mismo sucede en otoño, ya que con los primeros climas fríos las plantas empiezan a deteriorarse, funcionando menos en términos de fitodepuración.
Aquí el porqué, incorporar un componente tecnológico permite compensar el trabajo de depuración de las plantas cuando estas sufren momentos críticos. De esta manera, estaremos seguros de que, la piscina ecológica tendrá siempre un agua clara y limpia.
En cada caso he profundizado sobre la cuestión de las plantas adecuadas a insertar, también considerando los ciclos vegetativos de varias especies, en el artículo “Cómo elegir las plantas acuáticas que van dentro de una piscina ecológica”.
Algunos meten pocas plantas y enormes bombas y filtros, gastando también una cifra desproporcional, cómo unas decenas de miles de euros (al no tener conocimientos de cómo tener un estanque en equilibrio con las plantas adecuadas)
Otros en cambio, hacen exactamente lo opuesto al no incluir bombas y filtros (y al obtener un resultado insatisfactorio, transforman la piscina ecológica fracasada en un simple estanque para peces de colores)
La opción justa está en el medio, es necesario tomar una decisión equilibrada, metiendo las plantas acuáticas necesarias en la superficie, e incorporando el mínimo necesario de componentes tecnológicos para que funcione bien el sistema.